Hablar de salud mental perinatal es clave y fundamental. Primero porque aún hoy mucha gente no sabe de qué se trata. Y además porque para quienes están ahí, atravesando ese período de la vida, la soledad abunda y la información, muchas veces, abruma. Es importante entender que son etapas de mucha vulnerabilidad y que deben ser abordadas con la mayor de las responsabilidades.
Frecuentemente se menciona la depresión posparto. Para diagnosticar se requiere un abordaje profesional, que no solo posea la teoría en su haber, sino la sensibilidad de poder escuchar a la otra persona en su singularidad, en su contexto, en su particular momento que es único.
La depresión posparto es un trastorno frecuente en la etapa posnatal, el cual afecta la salud de la mujer, su bebé y familia. La prevalencia mundial es de alrededor de un 15 % en las mujeres. Por tanto, su detección y posterior abordaje es fundamental y prioritario.
La sintomatología se vincula principalmente a la tristeza, desesperanza, llanto incontrolable, fatiga, agotamiento, falta de energía, disminución del interés, baja autoestima, altos niveles de ansiedad, sentimientos de culpa, vergüenza, autorreproches, dificultades para vincularse con el/la bebé, aislamiento, cambios de apetito y en el sueño, problemas de atención, concentración y memoria, falta de sostén y soledad tanto como miedo, pensamientos de auto daño y/o al/la bebé o ideación suicida.
No hay momentos de disfrute, lo cual afecta gravemente a la díada y repercute en su cuidado, modificando así el desarrollo y posterior crecimiento de dicho ser en una etapa donde es clave su cuidado (entiendo que el apego inicial sentara las bases de dicha persona).
No existe una unica causa por la cual puede suceder dicho trastorno, suele tener que ver con un cumulo de situaciones que pueden desencadenarlo.
No idealizar la maternidad/paternidad ayuda a poder hablar con sinceridad y así buscar ayuda con profesionales del área perinatal.
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